miércoles, 3 de agosto de 2011

La quintaesencia de Santa Coloma

Las exigencias de los públicos, los caprichos de los toreros y la visión comercial de muchos ganaderos, han sido algunos de los motivos que han desbancado al encaste Santa Coloma de la senda brava española. Pero todavía quedan románticos que han volcado toda su credibilidad en la que fue una de las ganaderías insignes del siglo XX, caso de Álvaro Martínez Conradi, propietario de La Quinta.

Conradi se llevó para su casa una parte de la ganadería de Joaquín Buendía, que fue quien tomó el relevo del Conde de Santa Coloma y llevó esta sangre a las principales ferias taurinas donde la mataron las figuras. Una arduo camino de más de dos décadas ha tenido que recorrer Conradi para devolver la credibilidad a este encaste, primero con novilladas y ahora con corridas de toros. Y parece haberlo conseguido. Al menos, El Juli, máxima figura, ya apuesta por este toro para sus compromisos de envergadura. Por algo será.



A. M. Conradi: "El de La Quinta no es un toro difícil de torear. Es cuestión de cogerle el aire y de acoplarse a ella. No es un encaste que esté muy prodigado y entonces, para torearlo una vez al año, los toreros desisten porque no entienden el encaste. Es verdad que tienen una mirada viva y parece que te vienen al pecho, pero luego obedecen a los engaños, van embebidos en la muleta, hacen caso a los toques y tienen fijeza. Muchos toreros han venido a los tentaderos de casa y se han quedado sorprendidos porque no pensaban que este encaste embestía así. Llegaban preocupados a la ganadería y se iban contentos”.

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